jueves, 27 de febrero de 2014

¿Debería apalancar Colombia su desarrollo en la minería?


La pregunta que debe responderse es si la minería  le apunta a un desarrollo duradero y planificado, o si simplemente este será un retroceso que se sentirá en un mediano o largo plazo.

Es indiscutible que para Colombia la minería es a una de las fuentes más sobresalientes de ingresos, pretendiendo que estos recursos rápidos y abundantes sean dirigidos a temas como la mejora de la infraestructura, la cobertura de salud, educación incluyente y de mejor calidad,  entre otros propósitos.

Lo que hoy no es muy claro es el costo futuro para el medio ambiente y la sociedad. Actualmente está sucediendo una multiplicidad de problemas sociales que se han convertido en un polvorín para el Estado y para los inversionistas tanto nacionales como extranjeros, donde las comunidades reclaman su inclusión en la toma de decisiones que afectan su territorio y la viabilidad futura de sus comunidades por las afectaciones de la actividad minera en los recursos naturales.

Por lo anterior el desarrollo no puede seguir respondiendo a simples necesidades del ahora sin medir consecuencia al futuro, hay una obligación de mirar integralmente las consecuencias de la actividad minera, donde en materia ambiental es más costoso a largo plazo subsanar las secuelas negativas sobre los recursos naturales que las ganancias obtenidas para el Estado durante la vida útil de una mina.

Para medir los costos ambientales no solo se debe medir los vertimientos en los ríos, la producción de escombros, las emisiones generadas, sino además el tiempo que deja de ser productiva las tierras, las consecuencias en la salud humana y del ecosistema, la perdida en biodiversidad, entre muchas otras que no son cuantificadas actualmente.

Seguramente al hacer estos cálculos nuestros dirigentes entenderían que la apuesta de este país tal y como están planteadas solo puede ser un sueño momentáneo, un deseo pasional, donde las consecuencias negativas pueden ser más desastrosas que los beneficios mediáticos.

El Estado debe dejar pasar la humareda de dinero fácil y un desarrollo mediático sin planeación verdadera, pensando donde se podría hacer minería y en ese análisis concibiendo los costos que eso puede llegar a generar en materia social, ambiental y económica a largo plazo; y no haciendo lo que se hace actualmente solo interviniendo en medio de la coyuntura adecuando las normas para mostrar resultados que la fin de cuenta se vuelven negligentes, ya que cada vez la normatividad minera es más laxa a favor de las grandes explotaciones mineras dejando arrinconada la protección ambiental que al fin de cuentas es la defensa directa al mismo ser humano.

El desarrollo con base a la minería se ha tergiversado dejando de lado la óptica de una planeación estricta, donde la locomotora minera avanza a alta velocidad sin maquinista, sin rieles y sin un destino claro, todos estos males juntos no parecen ser suficientes para ponerle freno y entrar a concertar con todos los implicados la necesidad de poner reglas claras para determinar cuál es el desarrollo que se quiere y hasta donde se está dispuesto a ceder a favor de este, para que las generación venideras no vean estas decisiones como acciones involutivas que generen un mayor caos que el que hoy se pretende reparar.



Toda posible actividad minera en Colombia debería empezar por responder cuánto es el valor exacto para volver al estado inicial el territorio antes de iniciar un proyecto minero y así entender el costo beneficio rea


                               Foto: Protesta en el Municipio de Jericó en Antioquia #Colombia

Por: Briam Alexander Hernández Cano

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